Reseña: La niña de las agujas del número 3

¡Holaaaa a todos! Me encanta cuando por fin llega a mi poder alguno de los textos de los autores de la Editorial Wave. ¡Es mi placer adictivo literario!

Esta vez, vamos con uno de Daniel Diez Crespo, y su historia forma parte de la línea Wave Black (Terror y subgéneros).

«Por las frías y vacías pupilas se descolgaba un fino hilo de sangre. A sus inertes y afiladas agujas se aferraban los ojos de su víctima, ciegos, apagados. Eran dos pequeñas cebollas desnudas; sin piel. Es doble trofeo despuntaba obedientemente clavado a su arma. Ambas destilaban, aún densas, gotas de la sangre caliente de su madre.»

Eva tiene trece años. No sonríe. No mira. No comprende. Carece de dulzura. Esconde el miedo, y teje ovillos de lana en una apacible soledad.
El día que el amor irrumpe en su mundo, las agujas la arrastrarán hasta sus adversarios para ser la elegida. El corazón la convertirá en una asesina en serie, minuciosa y sin escrúpulos.

Desde que el libro comienza, se nota claramente el sello de la línea Wave Black. Es una historia más que un tanto oscura, capaz de cautivarte y hasta llevarse un trozo de tu alma consigo.

Vemos el desarrollo de esta historia a través de Eva, quien da nombre al libro, pues ella es quien pasa todos los días con una obsesión enfermiza de tejer (lo hace desde que su padre fallece). Éste hobbie, hace que su madre le pida a uno de sus profesores de la escuela que vaya a casa a darle clases particulares.

“Aquella fotografía de Eva fue la primera que captó mi mirada. No sé si la busqué, la vi por casualidad o su aura me llamó la atención. Estaba sentada en una soledad que parecía desmesurada por el vacío que ofrecía aquel parque que quedaba junto al instituto”

Ella cree enamorarse de su profesor, pero de una forma que, más que todo, era obsesión. Lo peor de todo (no sé si decir, lo más bueno o lo peor), es que el profesor también comienza a enamorarse de la pequeña Eva, pues comienza a mirarla de una forma que no corresponde. Tomando en consideración que ella es una pequeña de 13 años, bastante trastornada, pero pequeña, al fin y al cabo.

“Era como si mi trabajo tuviera recompensa. Los pétalos de aquella flor se habían revitalizado y se expandían sin miedo en el jardín de este mundo. Aquellas horas, creo que eran una terapia, para ella y para mí.”

Al continuar avanzando en la lectura, quedas literalmente ¡¡¡ESTUPEFACTO!!! .... A tal punto que llegas a decir en voz alta: "Noooo, noooo...¡¿Pero cómo diantres, si es sólo una niña?!" Y uff.. jajaja, gracias Daniel, hace tiempo que una historia no me hacía reaccionar de ese modo.

En resumen, no es una historia sobre una simple adolescente encaprichada que suele manipular a sus únicos amigos y a todos quienes le rodean. ¿Cómo decirlo sin realmente decir lo que deben leer con sus propios ojos?..mmm...

La pequeña Eva, no se comporta como pequeña...

El pulcro profesor, Marc, finalmente no es tan pulcro....

En general, los niños de esta historia, no son tan inocentes como uno pensaría...

“Saltar requiere valentía, la que doma el raciocinio. Los dos debimos olvidar la lucidez presos por el alzhéimer más crítico. No pensamos. Caíamos descontrolados con la adrenalina cabalgando libre, a trote de caza por nuestras embarradas venas. El corazón, aterrado, lanzaba sus flechas afiladas, acelerando hasta el extremo nuestra persecución. Golpes atropellados sobre nuestros pechos. Lejos la razón. Apegados a lo pasional.”

Al llegar al final de la historia, al menos yo, tuve la esperanza de que Eva fuese alcanzada por alguna especie de iluminación divina. Pero no, las agujas n°3 fueron el instrumento con el cual llevó a cabo todas y cada una de sus atrocidades.

Definitivamente recomendado, pero no es apto para cardíacos ni románticas empedernidas. Es un género un tanto oscuro, que te lleva incluso a tocar temas escandalosos.