Reseña: Jamás serás mía, pero... - Paula Rosselló Frau

¡Buenas, buenas! ¿Cómo han estado, Olímpicos? Esta es mi primera reseña del año y, sinceramente, ha sido una experiencia reconfortante. Terminar una historia, nunca es grato del todo, sobre todo para mí. Como les he contado en anteriores reseñas y actividades en las distintas redes, soy amante de las historias largas, series y sagas que me den mucho de los personajes, que pueda vivir con ellos experiencias a lo largo de los días, donde cada capítulo que lea me genere más sensaciones y sentimientos de apego o incluso rabia con los personajes. Sí, soy masoquista a ratos, pero todos sabemos que un libro que deja marca, es un libro que te hace pasar por una montaña rusa de sentimientos.

Perdón y gracias a Paula, en partes iguales e inmensas, esta reseña debió salir con el lanzamiento de esta segunda parte, pero motivos personales a nivel salud me retenían de sentarme a redactar todo lo que me hizo sentir. Sentía que no le iba a hacer justicia a la historia que leí, a cada personaje que me dejó enseñanzas y que me acompañaron en momentos donde mi estado emocional no era el mejor ni para estar conmigo misma. Amo los libros que logran vencer mis estados depresivos, siento que me apego a ellos en un nivel superior, y amo cuando esos libros están escritos tan pulcramente y la narrativa es como la de este.

Para mí, es raro leer libros de escritores españoles, debido a que, para los latinos, el castellano tiene connotaciones distintas en momentos y palabras. Lo cierto es que me gustó y atrapó tanto, que al igual que el primer libro, la narración me atrapaba y me decía: «sigue leyendo y olvídate de todo lo demás». Les dejo la sinopsis antes de seguir.

«La misión con la OpE aguarda a Hans y debe partir.En Madrid Leandro alterna su trabajo con los partidos de Korfball con sus amigos, aunque no se espera el desafortunado giro profesional que pondrá en peligro la empresa por la que tanto luchó.Y por su parte Ivy está estudiando con tesón para lograr su objetivo de ser oceanógrafa, pero llevada por la lealtad tomará una peligrosa decisión. Cuando Hans regrese, por fin, para reunirse de nuevo con Ivy, la misión está lejos de culminar aún.Sin que puedan imaginarlo ni evitarlo Hans, Leandro e Ivy se verán inmersos en una trama del más alto nivel de corrupción. ¿Lograrán los tres salir indemnes?».

Amo cuando mezclan dos géneros literarios que se ven muy poco. Por lo menos, yo he leído pocos, ya que considero que muy pocos autores logran mezclar y obtener un trabajo homogéneo donde el uno apoye y resalte el otro. Esto es lo que encontré con la pluma de Paula. El suspenso en el que te mantiene la relación de Ivy con Leandro, y la situación frente a Hans y Dante, son cosas que te mantienen a la expectativa capítulo a capítulo.

Vemos la maduración de los personajes. Con cada capítulo que avanzamos, encontramos a una Ivy sincera, llena de confianza y tan leal, que incluso se ve envuelta en un sufrimiento en el que nos vamos con ella. Más, aún así, saca fuerzas de donde pocos lo hacen, para tener y mantenerse firme en sus ideales y principios.

 

Me encanta que no es la típica chica inocente, inexperta, bueno, inexperta sí lo es, pero no que se deja llevar, de esas que son sumisas y todo lo hacen por el ciego amor que aparece de la nada. No, es un personaje de los que no se dejan de otros, de los que entregan, son conscientes, inteligentes, tienen límites y son, primero que todo, leales a sí mismos, llenos de amor propio y amor para otros.

Leandro es un personaje firme y frío, pero lleno de pasión, amor y entrega. Es honesto, dueño de sí mismo y de su compañía, una por la que ha trabajado siempre. Vemos, a lo largo del contrato que consiente con Ivy, cómo evoluciona esa pasión que se puede dar entre dos personas al tener un trato constante y un continuo respeto dentro de los límites que se establecen en una relación de BDSM —de las de verdad, no de las que nos venden los libros donde todo es sexo sin fin, duro y firme— las cuales podemos encontrar, si investigamos sobre el mundo.

Hans, un personaje que ya vemos desde el libro anterior, y del que en mi pasada reseña (ISe mía y te daré el mundo) les hablaba es una persona con gran moral y sentido de la responsabilidad, lo vemos inmerso en sus misiones, que hasta cierto punto me pareció un acto de egoísmo con él y con Ivy, como también una forma de evadir lo que estaba sintiendo en el momento. Vemos cómo forma parte de un equipo de trabajo integro.

Soy fanática de las montañas rusas sentimentales al lector, no sé si me logre dar a entender. Me encanta que cuando leamos un libro podamos sentir miles de cosas, y Paula es de esos escritores, que logra hacerte sentir y vivir momentos sensuales, tensiones palpables, el erotismo y suspenso en expresiones candentes. Me gustó que todos fueran dueños de sí mismos, de sus actuares y sentir, que el respeto entre ellos nunca faltase. Que, como en todos los libros, hay un villano descarado, pero me da una alegría apasionante, que ese pusilánime pague cada una y con creces, las maldades que ha hecho en su vida, todo apoyándose con una excusa barata, de lo sucedido a otro ser ruin.


Que los momentos de sexo eran eso, y no se veía forzado o incluso hasta extraño al lector. A pesar de que la erótica no es de mis géneros predilectos, disfruté mucho lo que me enseñó el libro en términos de lo que debe ser una relación de BDSM. La pasión y la sensualidad era la propicia al momento, nunca estaba tan repetida que llegaba a fastidiar.  Si bien era de los temas del libro, no es en lo que se basó, pues vemos a Hans por otro lado del mundo tener acción con su grupo de trabajo, del que quise saber mucho más, como lo dije antes, y la unión de este equipo me gustó, el trabajo que desde los primeros capítulos pudimos ver, el esfuerzo y realmente el equipo y no un grupo en búsqueda de algo o alguien, como muchas veces suelen ser.  El apoyo que se brindan, y muchos personajes bien estructurados.

Enlace de Wattpad donde ver los momentos que elegí durante mi lectura de la historia.
Subtablero de Pinterest en el cual nuestras ediciones quedan al alcance de todos y también el book-thiller del libro.

Debo felicitar a Paula por su trabajo de investigación, por los diálogos que le dio a Ivy, por darnos a conocer una relación que se puede dar realmente dentro de este mundo. Por todo eso y todo lo he dicho anteriormente, le daré 4 búhos a la historia. Y es que no le doy el quinto, debido a que sufrí con Hans en esos capítulos finales, ¡quiero una historia suya!

Antes de irme, dejaré por aquí la nota de la autora al finalizar el libro.

«Esta es una historia romántica y de BDSM donde la tolerancia y el respeto por esa forma de vida espero que esté impresa en todas y cada una de las palabras que conforman la novela, dejando aparte las licencias creativas.

BDSM es un término creado en 1990 para abarcar un grupo de prácticas y fantasías eróticas. Se trata de una sigla formada con la combinación de las iniciales de los siguientes pares de palabras: Bondage y Disciplina; Dominación y Sumisión; y Sadismo y Masoquismo.

Una importante inspiración para mí son las novelas de Shayla Black, en mi opinión, una de las mejores escritoras en este género, y mi autora referente.

Ante too, quiero dejar claro que ser Dominante o Sumiso/a es una elección por completo libre y, lógicamente, tomada desde la madurez y el amor propio.

Y, con la gravedad que requiere asumir el poder sobre otro ser humano: Dominante. U otorgar la máxima confianza a otra persona, con los riesgos que ello conlleva: Sumiso/a.

Por eso es necesario tener muy presente que la Dominación y la Sumisión son: Sentimientos. Los cuales se llevan dentro desde la niñez, maduran con la sexualidad de cada persona y la forma cómo se afronta, y que los términos dichos no tienen, forzosamente, la misma definición que se explica en el diccionario, aunque haya similitudes.

Un/a Dominante no es una persona que no respete a las mujeres o a los hombres, o que tenga algún oscuro secreto o trauma psicológico que lo «obligue» a abusar y controlar, o al que le guste «pegar». Tampoco es alguien que se considere superior a otros/as.

Las personas que conforman esta forma de vida no son enfermos.

Un/a Dominante no «pega».

Azota, castiga, pero siempre con un motivo consensuado previamente y nunca desde la ira, la rabia o la venganza.

Un/a Sumiso/a no es una persona sin personalidad, carácter o deseos. Desde su libertad elige entregar su cuerpo, su mente, su placer y su dolor a alguien que sea merecedor de ello y se haya ganado su confianza para depositar la voluntad en sus manos.

Por decirlo de un modo más mundano: un/a Dominante se responsabiliza de forma total por las necesidades, deseos y placer de el/la Sumiso/a y un/a Sumiso/a delega por completo, aceptando el placer o el dolor que a su dueño/a le apetezca otorgarle, así como ambos se comprometen a cumplir las normas consensuadas entre los dos, sea en un contrato: con el valor de honor que ambos le dan, o de simple palabra.

El BDSM es un estilo de vida que engloba muchas prácticas y dichas prácticas pueden ser adoptadas por muchas y diversas personas. Ya sea por morbo, por curiosidad, por aburrimiento, por probar algo diferente, etc.

Pero, no se debe olvidar que hay gente que lo siente y no solo lo practica.»

No siendo más, me despido, hasta la próxima Olímpicos, disfruten de un chocolate por mí.