Analisis De Selene Sobre Lo Que Leemos

 

Buenas, buenas bellezas, ¿Cómo se encuentran? Espero que muy bien y que sigan adaptándose a vivir en un mundo con una pandemia activa.

¿No les ha pasado que leen libros en los que en la trama se presentan ciertas cuestiones a las cuales no le dan mayor importancia más sin embargo una amiga lo lee y las odia? Déjenme explicarles pues me he encontrado discutiendo este tipo de situaciones con algunas amigas luego de haber leído ciertos libros que causaron inquietud por temas o situaciones aparentemente pequeñas o tontas.

Para explicarles un poco sobre dónde nace todo mi análisis, plantearé como ejemplo un libro de la autora Pepita Pérez que presentó una situación determinada. Algunas de las que lo leímos no le dimos mayor importancia debido a que lo tomamos como lo que es, ficción, pero otras de las chicas realmente se ofendieron con la escena debido a que es un tema sensible, un tema que aunque puede presentarse en la vida real y que puede pasarle a cualquiera,  sigue siendo controversial. En dicha escena los protagonistas están a punto de tener sexo, a él le gusta hacerlo de manera salvaje y aunque ella es virgen quiere que él la tome enserio. Al momento de consumar el protagonista le pregunta varias veces a ella si está segura de querer hacerlo y ella siempre contesta que sí. Como se imaginarán, eso termino en desastre.

De ahí surge una de mis preguntas, ¿qué tan fina es la línea entre lo que podemos o no escribir sobre lo que pueda pasar en la vida real? 

Creo que cada vez más autores se sumergen en la tarea de que sus historias sean lo más reales posibles, lo que tiene por supuesto su ventaja, ser creíble para que los lectores logren identificarse con ellas, pero a su vez nos ponen en medio de una encrucijada donde nos preguntarnos si realmente no estamos fomentando algo malo. 

He leído varios libros en donde determinadas situaciones aterran a algunas lectoras y a otras no, o nos hacen llorar y reír cuando a otras no les causa absolutamente nada, lo que incluso te hace replantearte si tu mente está mal o qué tan retorcida puedes ser cuando lo que lees no te mueve ni una sola fibra sentimental.

Le dije a una de mis amigas que se planeó la misma pregunta que no estamos mal, simplemente leemos y lo tomamos como lo que es, ficción y nada más. Eso no quita que en algún momento te encuentres con algún texto que puede tocar tu vena sensible porque sí, puede pasar que la trama trate de algo que te pasó o que viviste muy de cerca, lo que puede llegar a activar algo en ti y hacer que seas un receptor más abierto a las emociones que el autor quiso expresar y para las que otro lector no tendrá más que un simple pensamiento. Como quien dice, leer y descartar lo que no consideramos relevante.

Además, mi análisis de todo esto me llevó a otro punto, ¿qué está bien y qué está mal en lo que leemos, dónde termina lo bueno de algo y empieza lo malo y según quién o qué vemos si cierta situación está bien o mal? 

Existe una línea muy tenue que divide lo blanco de lo negro, llamémosle la zona gris, y dicha zona esta llena de la forma en como percibimos una situación y la importancia que le damos a ello pero, ¿cómo decir que algo está bien o mal sin analizar todos los puntos de vistas? 

Podemos encontrar lectores que se enfrascan en defender determinada postura, sin admitir otros puntos de vista, cuando en realidad solo están analizando el que su moral, postura, religión, género o ideología persigue. 

¡No, gente! Para juzgar un planteamiento debemos conocer todas las caras de la situación no quedarnos con la primera impresión que nuestro inconsciente nos brinda. Es necesario analizar la imagen completa para comprender todo lo que sin saber  ignoramos, es necesario ver que hay tras la cara que oculta cada lectura.

Y ojo, no por ser adeptos un género vamos a defender esa postura. Todos sabemos que ninguno lleva la razón en su totalidad y que entran a jugar muchos otros factores en determinados hechos como la coacción, persuasión, sentimientos, venganza, celos, inmadurez, etc.

Tampoco quiero decir que se pueda defender lo indefendible, ¡No me vayan a querer linchar!

Concluyendo quiero plantear algunas preguntas, ¿cómo podemos decirle a una persona que su pensamiento, su odio, repulsión, o cualquiera que sea el sentir que le haya generado un libro está mal sin necesidad de analizar y debatir todo lo demás?, ¿Cómo podemos no sentirnos retorcidos, pervertidos o desviados porque una lectura no nos generó el mismo sentir que a otra persona?, ¿Cómo decidimos si está bien o está mal lo que se narra sin considerar todos sus matices?

La vida está llena una infinidad de tonalidades por lo que los libros también. Creo que para saber leer debemos entrar con la mente abierta, guardarnos nuestros prejuicios y cualquier opinión buena o mala que te hayan dado, olvidarte de que la persona que escribió es tu mejor amiga, tu autora favorita o lo que sea y adentrarte a esas páginas que te llevaran a un nuevo mundo de manera neutral y sin opiniones preconcebidas para así poder vivir la historia y comprender de manera adecuada lo que el autor trató de transmitir. 

Sí vas a defender una postura hazla con justo conocimiento después de haber evaluado cada opción posible, cada sentimiento puesto en ello y cada hecho por más pequeño que sea. Ponernos en el papel de la víctima no siempre es el correcto pero tampoco lo es el defender una postura errónea. 

Nunca digas que lo que otro opinó está mal, porque tampoco sabes que es lo que experimentó a través de cada página. Trata de comprender su punto de vista analizándolo, pero sobretodo respetándolo, de esa manera podrás no solo comprender el libro que leíste, sino también las emociones que dejó a su paso en cada una de las personas que lo leyeron.